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Chandleriana (2)


     En mi vieja traducción de Bruguera de Adiós, muñeca, que creo que debía ser la argentina de César Aira, y no la de Josep Elías, alguien le inventó un mote a ese inolvidable gigantón que es "Moose" Malloy. Lo de "Moose" (alce) viene precisamente del tamaño del andoba, un king-size cuya descripción colgué hace unos días.
    Al traductor --eso encaja más con los viejos tiempos de Emecé-- le debió cuadrar mal ese apodo, y se inventó uno aún más inolvidable: "Iniciativas" Malloy.
     Les aseguro que en los más de veinte años desde que leí aquel libro me ha venido a la cabeza ese mote, "Iniciativas", cada vez que me he topado con alguno de esos individuos entusiastas, monotarea y aficionados a moverse por las cacharrerías como los elefantes por la selva. De los que no paran mientes, ni miran a los lados antes de cruzarse en tu camino. De los que dejan la hierba más seca que el caballo de Atila. Lo que los jóvenes de ahora llaman "un motivado".
      La decisión López Muñoz de dejar en inglés el apodo de Malloy es sensata, fiel y acorde con los usos del tiempo.
     Aunque permitanme confesar que en ocasiones encuentro más belleza en la infidelidad.

© ilustración: D.Levine

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Chandleriana

     Un viejo amigo tiene la muy gentil costumbre de regalarme alguna vez al año ejemplares de los libros que le mandan las editoriales con las que trabaja. La costumbre es doblemente gentil, porque imagino que sospecha que su cortesía alimenta mi propensión al ahorro, y la verdad es que el sector no está para ahorrarse ni un sólo comprador.   
 Pero de cómo superé mi adicción a la compra de libros les hablaré en otra ocasión.
   Ahora les hablaba de lo mucho que me sigue gustando leer en papel. Tanto, que me sigo agarrando a diversas excusas para no comprar aun uno de esos libros electrónicos. De hecho, me empiezo a acercar a esa edad en que uno se siente más tentado por la mesa de reediciones que por la nde ovedades. Por la relectura que por la exploración.    
    Así que me agarro esta bonita edición de Adiós, muñeca, con una potente traducción de J.L. López Muñoz, y me la zampo en un par de días. Porque describe a tipos como éstos, y lo hace así.

 Moose Malloy : “Llevaba el sombrero de fieltro típico de un gangster, una chaqueta gris de sport con bolas de golf en miniatura a modode botones, una camisa marrón, una corbata amarilla, pantalones grises de franela con la raya muy marcada y zapatos de cocodrilo con las punteras de color blanco. Del bolsillo del pecho le caía una pañuelo que hacía juego con el amarillo brillante de la corbata. También llevaba dos plumas de colores metidas en la banda del sombrero, pero hay que reconocer que no las necesitaba. Incluso en Central Avenue, que no es la calle más discreta del mundo en materia de vestimenta, pasaría tan inadvertido como una tarántula en un trozo de bizcocho.” (10)  

Anne Riordan : “La señorita Riordan tenía unos veintiocho años y una frente estrecha, más alta de lo que se considera elegante. La nariz era pequeña e inquisitiva, el labio superior un poco demasiado largo y la boca más que un poco demasiado ancha. Los ojos, de color gris azul, con reflejos de oro. Su sonrisa resultaba muy agradable. Tenía aspecto de haber dormido bien. Una cara simpática, una de esas caras que caen bien. Bonita, pero no tanto como para tener que ponerse nudillera de metal cada vez que se saliera con ella. ” (105)  

Second Planting:“Tenía la cara grande y plana y una carnosa nariz aguileña que parecía tan dura como la proa de un crucero. Ojos sin párpados, mofletes caidos, hombros de herrero y las piernas cortas y en apariencia torpes de un chimpancé. Más adelante descubrí que sólo eran cortas.” (167)
© foto:

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Churchilliana


     Alguien califica el último discurso de Rajoy ante las Cortes de churchilliano. No es que yo sepa mucho de Churchill, aunque reconozco que con los años me va interesando cada vez más la figura oronda de este todoterreno (no confundir con colagusano) de la política y la vida. El verano pasado dediqué algunos ratos a espigar su correspondencia de guerra con F.D. Roosevelt, sumamente instructiva.    
     Aparentemente, lo de churchilliano alude a una supuesta llamada al sacrificio a la altura de los tiempos, la defensa de la voluntad por encima de las circunstancias y la promesa del premio a la virtud.
   Lo que yo le oigo a Rajoy, por el contrario, me suena a fatalismo a secas, a la claudicación de cualquier principio o promesa ante el empuje de lo inevitable (los inevitables mercados, sin ir más lejos), a desconcierto de quien no creía que gobernar fuera ésto, coronado con una promesa lacia de que las cosas algún día irán mejor. Por no hablar de la retórica, claro. Ni color.     
     No nos vendría mal algo de churchillianismo de verdad: honestidad para explicar la situación, firmeza para marcar los límites entre lo preciso y lo irrenunciable, visión para señalar el rumbo que habrá de seguirse, determinación para embarcar a todos, repito, a todos, en la tarea y el reparto de los sacrificios.     
     Pero mientras el plato del día para la mayoría sigan siendo recortes de primero, sacrificios de segundo y de postre los irritantes "ustedes se lo han buscado", vamos por mal camino. Mientras la oferta para la mayoría sea desempleo, más impuestos de los de pobres, servicios menguantes y peores condiciones de trabajo, la cosa va mal.    
     Y resulta encima que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades.  
     Pero algunos parece que siguen viviendo incluso por debajo de su ya muy rastrera reputación.  

   ¿Cuándo caerá la gota que colme el vaso?



© foto: Librería del Congreso (EE.UU.)

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Sin chusco



Con motivo de la oleada de recortes, la Generalitat de Catalunya ha decidido que podía prescindirse de la merienda que hasta ahora se repartía a los presos internos en las cárceles de su territorio. Me imagino que la de los externos (tercer grado, en alguna de sus modalidades) ya se la venían ahorrando.
Ya sé que los presos no suelen gozar de muchas simpatías, aunque siempre recuerdo lo que decía un amigo que iba para insigne procesalista: las garantías jurídicas están hechas para los culpables, no para los inocentes. Supongo que el chusco (o el yogur) de media tarde no entraba en las garantías.
El caso es que , de todos los recortes hasta ahora, éste me parece el más mezquino, drástico y prescindible. Y por eso mismo, el más representativo. Especialmente si uno piensa que a base de esas decenas e miles de chuscos habrá que financiar el agujeros de los bancos.
Afortunadamente, el paro empieza a portarse mejor.

© foto: Victor Serri

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